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Psicoaromaterapia: como equilibran las emociones los aceites esenciales
Psicoaromaterapia: como equilibran las emociones los aceites esenciales
La práctica profesional de la aromaterapia es sumamente eficaz y segura
Psicologia
05/02/2013
Introducción
Aunque desde el principio de los tiempos los seres humanos nos beneficiamos de las propiedades sin igual que tienen las plantas en el ámbito terapéutico, en los últimos doscientos años se ha perdido una importante conexión con la Naturaleza debido a las creencias de nuestra civilización, en la que plantas y animales son considerados seres inferiores y únicamente proveedores de aquello que nos interese en cada momento (alimento, medicina, ropa, combustible, etc.). Esa visión materialista y egoísta, ha creado la situación actual de grave riesgo medioambiental para todos los seres vivos del planeta. Es una visión que considera que nosotros estamos separados de la Naturaleza, por lo tanto, también del resto de seres que la componen. Nada más alejado de la realidad. Lo cierto es que todos los seres que poblamos este planeta estamos viajando en una enorme nave de la que nadie puede escapar, por lo tanto, todo lo que ocurre nos incumbe y afecta directa e indirectamente.
Nuestros antepasados tenían claro que al estar todo relacionado en el planeta, existen nexos que unen más estrechamente a unos seres que a otros. Desde ese punto de vista, por ejemplo, podemos entender porqué ciertas plantas son alimento para algunos animales y veneno para otros. El porqué algunas plantas son medicinas para los humanos tiene mucho que ver con ese nexo.
Desde el punto de vista occidental y materialista, podemos entender que las plantas, por la composición química de sus principios activos, tienen una determinada función farmacológica. La ciencia actual ha comprobado que, por ejemplo, los fenoles, son excelentes antibióticos naturales, los ésteres antiinflamatorios, los éteres equilibrantes del sistema nervioso, etc.
Experimentos realizados en la década de los 80 del siglo pasado por los científicos japoneses S. Toori, H. Fukuda, H. Kanemoto, R. Miyanchi, Y. Hamauzu y M. Kawasaki, midiendo la respuesta cerebral (CNV) frente al olor de distintos aceites esenciales obtenidos de plantas, corroboraron las observaciones empíricas de infinidad de aromaterapeutas sobre sus efectos a nivel mental (básicamente sedantes y estimulantes).
Es también en la década de los 80 cuando el aromaterapeuta inglés Robert Tisserand, comienza a divulgar sus investigaciones sobre psicoaromaterapia, siendo uno de los pioneros en desarrollarla. La escuela anglosajona de aromaterapia sólo emplea los aceites esenciales por vía externa (olfacción, masaje, baños). Es principalmente a través del masaje o la olfacción, que se realizan los tratamientos de aromaterapia enfocados a trastornos emocionales o psicológicos. La escuela francesa de aromaterapia (practicada por médicos), sin embargo, también usa la vía interna para sus tratamientos.
Sin embargo, la mayor parte de tratamientos de psico-aromaterapia se realizan, básicamente oliendo los aceites esenciales naturales. El masaje es muy buen recurso, especialmente para ayudar a conseguir la relajación necesaria para entrar en estados de paz y tranquilidad y poder así trabajar los problemas emocionales desde un lugar seguro y confortable. Durante el masaje de aromaterapia, hay una pequeña cantidad de aceite esencial que se absorbe percutáneamente y otra parte que se inhala, enviando una señal al sistema límbico/hormonal/emocional que puede tener distintas respuestas fisiológicas (siempre de equilibrio y armonización, ese es el ámbito en que trabaja la psicoaromaterapia).
Efectos de los aceites esenciales en los estados emocionales
La experiencia de oler algo y tener de inmediato el recuerdo de un lugar, situación, persona, etc. muy remotos y totalmente olvidados, es muy común entre los humanos. En efecto, el olfato es el sentido que más rápidamente conecta con recuerdos del pasado que habíamos “olvidado” (realmente se encuentran dentro, en el inconsciente). Ese poder especial de este sentido, puede sernos muy útil en psicoaromaterapia, ya que nos permite, por ejemplo, trabajar con traumas inconscientes que de otra manera son difíciles de hacer aflorar. En este sentido, explorar adonde nos lleva aquel “olor que no me gusta nada”, dentro de la paleta aromática de que disponga el aromaterapeuta, es valiosísimo para poder enfocar la psicoterapia.
El simple hecho de explorar con el cliente qué aceites esenciales le hacen sentir mejor, es una experiencia sumamente relajante y placentera para ambos, terapeuta y cliente. Cuando encontramos aquella fragancia natural que hace vibrar a la persona, que le llena, acabamos e encontrar la “piedra filosofal” para el problema emocional que en esos momentos le afecta con mayor intensidad e importancia.
La afinidad aromática
Lo que he venido a denominar como “afinidad aromática”, es para mí el elemento clave en la sesión de psicoaromaterapia, porque nos está dando la clave e información de qué se necesita trabajar en este preciso momento de la vida del consultante. En efecto, en nuestro interior se encuentra un pozo de sabiduría infinita, sólo hay que conectar con ella. En este caso, de manera inconsciente e irracional (perfecto para lo que buscamos), es el propio consultante el que elige el remedio aromático que precisa en ese momento para “arreglar” la emoción en desequilibrio. Muchas veces desde el juicio y el raciocinio, no podemos llegar al nivel de profundidad que tiene esta conexión con la sabiduría interna propia. Sin embargo, el psico-aromaterapeuta, gracias a una buena formación y sobre todo experiencia, si podrá interpretar “a posteriori” la relación entre el aroma elegido y el posible desarreglo emocional ya que existen ciertas relaciones válidas para un gran número de aceites esenciales y sus correspondientes estados emocionales en desequilibrio.
Algunas aplicaciones de aceites esenciales en Psicoaromaterapia
Son muy valorados por sus aplicaciones los sedantes (lavanda, mejorana dulce, manzanilla romana y alemana, azahar), los estimulantes mentales y de la memoria (romero, pimienta negra, limón, menta piperita), los reguladores hormonales (bergamota, geranio, incienso, salvia oficinal), los euforizantes (salvia esclarea, pomelo, jazmín, rosa damascena), los afrodisíacos (Ylang-ylang, jazmín, sándalo, canela corteza) y los vigorizantes (cardamomo, romero, enebro, lemongrass).
Cuando se trabaja desde la perspectiva de la Medicina Tradicional China, se aplican a los desequilibrios energéticos de los diferentes meridianos que se manifiestan con trastornos físicos y emocionales, los aceites esenciales en forma de Acupresión, pudiéndose trabajar un gran número de problemas de forma muy segura.
El ser humano como sistema energético complejo
Durante los últimos doscientos años, se nos ha ido diciendo y enseñando que los seres humanos somos cuerpos físicos que se mueven, piensan y sienten gracias a una serie de reacciones químicas y que poco más existe aparte de eso.
Esa visión pobre y materialista, que ve al ser humano como una máquina, entiende también la salud y enfermedad en términos mecánicos: si se me estropea una pieza, voy al taller y la cambio por otra o la arreglo. Pero nunca se plantea porqué esa pieza se ha estropeado. Las medicinas tradicionales orientales consideran que el ser humano, además de tener un cuerpo físico, está formado por otros cuerpos energéticos no visibles. Que la salud implica un buen funcionamiento y sobre todo, buen flujo de la energía por todo el sistema. Y que la verdadera medicina es aquella que previene, la que evita que la “pieza” se rompa o estropee…
La psicoaromaterapia trabaja a un nivel básicamente energético no visible, pero perceptible. El aroma, es una entidad fascinante, porque no se ve, no se toca, no se escucha… pero tiene una composición química poderosa. Es invisible pero a la vez material… porque un aroma está compuesto de infinidad de moléculas que se evaporan y que nos dan una información al entrar en contacto con los receptores olfativos que están conectados al cerebro que interpreta dicha señal. Esa percepción, esa interpretación que hace el cerebro de algo que está fuera del cuerpo físico, tiene un efecto emocional beneficioso en el caso de los aceites esenciales.
Con una perspectiva más amplia que la que tiene el materialismo, la física cuántica actual explica que todo está interconectado en el Universo. Esa conexión primitiva existente entre el Reino Vegetal y el Reino Humano, hace que ciertos olores nos devuelvan el equilibrio perdido por un estilo de vida alejado de la Naturaleza y de nuestro propio centro. La Psicoaromaterapia no funciona de forma mágica o supersticiosa, sino siguiendo las leyes de la ciencia natural que rigen el Universo. Eso quiere decir, entre otras cosas, que hemos de tener la suficiente flexibilidad como para reconocer que no a todas las personas les afectan por igual ni para los mismos desarreglos los mismos aceites esenciales. Así es, el aroma que a una persona parece maravilloso, a otra puede repugnarle (generalmente sucede porque tiene asociado a ese olor un trauma inconsciente). Implica por parte del terapeuta paciencia, flexibilidad y conocimiento de bastantes aceites esenciales para poder enfocar el tratamiento más adecuadamente.
No todo lo que huele es aromaterapia
Es importante aclarar que la aromaterapia sólo se practica con aceites esenciales de origen vegetal. No entran en ese concepto aromas de perfumería, cosmética o alimentación, que pueden ser muy agradables pero ni son naturales ni provienen del mejor laboratorio que conocemos: la planta. Por mucho que duela al ego de algunos químicos, el ser humano todavía no ha podido copiar la perfección del “laboratorio de la Naturaleza”, ni el equilibrio natural que tiene un buen aceite esencial, destilado de la planta que corresponde a su nombre, de la manera adecuada (el arte de la destilación no es insignificante a la hora de conseguir una óptima calidad). Siempre me gusta recordar que una planta es un ser que puede tener miles o cientos de miles de años de evolución conjunta con el resto de especies del planeta. Como ecosistema en el que todos estamos interrelacionados, esa evolución conjunta dota de atributos positivos (alimento, medicina, cobijo, combustible) a algunas de ellas, y atributos negativos (venenos) a otras con respecto al ser humano. Cuando una planta es medicinal, tiene un rango de efectividad y seguridad muy alto (comparándolo con las medicinas artificiales actuales). Si llevamos esto a los aceites esenciales que producen, podemos entender que los mejores resultados y el mínimo de problemas resultan de la aplicación de máximas calidades naturales en aceites esenciales en cualquier tipo de tratamiento de aromaterapia. Los aceites esenciales naturales nunca se estropean, caducan ni descomponen en su aroma, a diferencia de las esencias artificiales, aunque como ocurre con los vinos, pueden variar en su color, densidad y notas aromáticas.
¿Por qué se emplea indiscriminadamente el término “aromaterapia” en tratamientos estéticos que se realizan con productos artificiales?
Porque la tendencia de los consumidores en las últimas décadas se inclina al uso de productos naturales entendiendo que son más beneficiosos para su salud. Y porque el concepto de “aromaterapia” es atractivo y sugerente. Por lo tanto, el marketing de algunas firmas usa sin ningún tipo de pudor el término “aromaterapia” para sus productos industriales artificiales porque sabe que de lo contrario no serán tan bien aceptados. Sin embargo, es una mala aplicación de la palabra y un fraude para el consumidor, aunque no esté legislado como tal en estos momentos. No van a obtener los efectos que conseguirían con aceites esenciales auténticos. En cambio, si el riesgo de los inconvenientes que esos venenos químicos suelen ofrecer: alergias, dermatitis, cefaleas, etc.
¿Son tan peligrosos los aceites esenciales como se dice en algunos foros?
La práctica profesional de la aromaterapia es sumamente eficaz y segura. Los accidentes domésticos que se han producido por el mal uso de aceites esenciales son muy escasos, ridículos comparativamente con los que se producen diariamente con productos de limpieza del hogar, medicamentos, alimentos y bebidas de venta libre. Por lo tanto, esa afirmación carece de hechos reales que la apoyen y se nutre del efecto “boca-oído” sin reflexión ni cotejo con los datos objetivos. “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” (Lenin).
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